Resulta sorprendente el reduccionismo con el que algunos importantes líderes opinión han tratado la compra de Epensa por parte del Grupo El Comercio (EC). Esto por dos motivos. El primero y más inesperado, porque hay quienes han intentado restringir el asunto a uno de piconería por parte del director y accionista del diario La República, Gustavo Mohme. Es decir, como a él no le ligó la operación, ahora estaría piteando amparándose en la supuesta vulneración a la libertad de expresión que se daría con la concentración de medios que hoy tiene EC. No sé si el señor Mohme estará picón o no, pero eso no es ni por asomo lo relevante en este debate.

Menos sorprendente ha sido constatar cómo otros líderes de opinión limitan la argumentación a un “aquí no pasa nada”, amparándose —por alguna razón que ni Adam Smith se podría explicar— en el mismo argumento que aplican para todo: que el mercado lo resuelve.

Tratemos de ser objetivos. ¿Es un riesgo para la libertad de expresión que el EC cuente con alrededor del 80% del mercado de prensa escrita en el Perú? ¿Lo es aún más que también sea accionista mayoritario de los canales de televisión más importantes de señal abierta y cerrada? Planteemos la figura al revés. Si el Grupo La República (LR) lograba la compra de Epensa, ¿constituía un riesgo la existencia de un duopolio en el mercado de la prensa nacional? Vayamos un poco más allá. Como verá en el artículo de Ricardo Uceda que trae detalles desconocidos sobre por qué se frustró la operación con LR y cómo EC logró ganarla, si LR compraba Epensa se hacía del 60% del mercado editorial fuera de Lima. ¿Constituía un riesgo para la libertad de expresión? Planteemos otro escenario hipotético: si un grupo como RPP, muy potente mediáticamente en provincias, se hubiese fusionado con Epensa (o lograse hacerlo con LR), ¿constituiría un riesgo para una sociedad que aspira a tener un oferta informativa plural?

El artículo de Uceda lo llevará no solo por los detalles de la operación de venta de Epensa, sino también por lo que dice la experiencia internacional y los estudios respecto a la concentración de propiedad en los medios de comunicación. Desde nuestra perspectiva, es claro que requerimos iniciar un debate serio sobre la necesidad de establecer límites a la participación en cada segmento de medios, límites de algún tipo a la propiedad cruzada, o evaluar mecanismos alternativos como que la concentración se mida y limite en cada región del país, algo como lo que sucede en Estados Unidos para cada uno de sus Estados. ¿Cómo queda la concentración por regiones en el Perú ahora? ¿Es para preocuparse?

Otro ángulo traído a colación a propósito del nivel de concentración de EC es el rol de Indecopi. ¿Se justifica replantear sus competencias para otorgarle “dientes” en la supervisión de los mercados? Hoy su labor es administrativa, en el sentido que puede imponer multas ante el abuso de posición de dominio de una empresa, pero no puede obligarla a tomar acciones en aras de corregir aquello que consideró anticompetitivo, discriminatorio, etc. Es más, la empresa puede optar por acudir al Poder Judicial y prolongar por años la sentencia en cuestión.

El tema más de fondo es si no requerimos hoy un sistema de control de compras y fusiones ex ante y no ex post, como es ahora. Esto, nuevamente, por dos razones. Primero, porque el Perú ya no es el país del inicio de las reformas económicas donde un eventual control ex ante podía desalentar las inversiones. Hoy somos una de las economías más dinámicas de la región y de los países emergentes. ¿Requerimos de un control ex ante? ¿Es necesario y posible aplicarlo solo para algunos sectores? La pregunta a responder implica conocer qué es mejor para la sociedad en el largo plazo y no solo focalizarnos en el crecimiento del PBI. Las implicancias en este caso van más allá de lo económico.

La experiencia internacional y local demuestra que los medios de comunicación no pueden tratarse como un negocio más, que la diversidad informativa es fundamental para la democracia y que, en consecuencia, los límites a la propiedad son necesarios en sociedades libres. Entonces, ¿debe este mercado estar sujeto a controles ex post por parte de organismos como Indecopi o requiere de una regulación ex ante que permita prevenir la concentración y no esperar a que se den los abusos de posición de dominio? El debate está abierto. Nuestra perspectiva tanto por la experiencia internacional como por lo que ha sido posible ver en el país tanto en términos comerciales como editoriales en los últimos años, es que lo más saludable para la vida democrática en el Perú es establecer algún tipo de control ex ante. ¿Cómo? ¿Cuánto? ¿De qué forma? Son preguntas cuyas respuestas deben surgir como parte de un debate alturado y técnico, pero que no está libre de consideraciones políticas.

Relacionado:

La jugada del decano