Está demostrado que la pobreza disminuye la esperanza de vida. Pero, ahora, un estudio de la Universidad de Wisconsin va más allá, al asegurar que la desigualdad económica -vivir en una comunidad donde el ingreso está distribuido hacia los extremos, sin importar cuál sea el promedio- también afecta la salud

La investigación, denominada County Health Rankings & Roadmaps y analizada por The New York Times, encuentra más de una relación entre la desigualdad de ingresos y la esperanza de vida en varias ciudades de Estados Unidos, aunque algunos expertos consideran que el fenómeno puede extrapolarse a otros países.

Las razones de esta relación ingresos-salud aún son debatibles. Una explicación sería que, si bien tener más dinero permite pagar por mejor salud, también aumenta la distancia para que los pobres alcancen ese nivel. Y es que la tendencia a concentrar ingresos en algunas manos no crea más ricos, sino más pobres. "En este caso no solo importa el nivel de ingresos, sino cómo está distribuido", explicó en declaraciones al NYT Bridget Catlin, codirectora del estudio.

Otra teoría, de sesgo más sociológico, considera que en poblaciones donde hay habitantes ricos y capaces de solventar sus propias necesidades, existe también una menor tendencia a invertir en educación y salud públicas, lo que afecta a los pobladores pobres.

Además, otros estudios sugieren que vivir en entornos de gente con más dinero que uno fomentaría estrés, lo que puede derivar en problemas cardíacos o de salud mental (y, por ende, en menor esperanza de vida).


Foto de cabecera: EFE