A mediados de abril, China publicó sus cifras de crecimiento para el primer trimestre y no fueron nada alentadoras. Según información oficial, el gigante asiático registró un incremento del 7% de su PBI, lo que representa un retroceso en comparación con el 7,3% del último trimestre del 2014.

“Si bien el crecimiento de 7% registrado en el primer trimestre estuvo en sintonía con las metas oficiales, la desaceleración en distintas áreas, incluyendo el sector industrial y el retail, ha causado preocupación” según la agencia de noticias oficial Xinhua

Frente a esta preocupante desaceleración, China ya empezó a tomar medidas. Una de las más importantes fue el recorte de la cantidad de dinero que los bancos deben mantener en sus reservas (encaje bancario). Ayer, el Banco Central Chino redujo el requerimiento en 100 puntos básicos, hasta 18,5%.

Esta reducción es la más importante de los últimos años. No se tomaban medidas de esta magnitud desde la crisis del 2008. Tampoco es el primer recorte del año. En febrero, el requerimiento de reservas se redujo en 50 puntos básicos.

La medida tomada por el Banco Central inyectará cerca de un billón de yuanes en liquidez a la economía, estimó Chen Kang, analista de Shenwan Hongyuan Securities, según Reuters.

De otro lado, desde noviembre, con la finalidad de reducir los costos para los préstamos y generar mayor demanda interna, el Banco Central ha recortado también las tasas de interés.

La semana pasada el primer ministro de China, Li Keqiang, solicitó al Banco de Desarrollo incrementar los préstamos para proyectos estratégicos como vivienda social, ferrocarriles en las regiones centrales y occidentales, entre otros.

“Esperamos que el Banco Central aliente a los bancos a dar préstamos más rápido y apoye a proyectos de infraestructura claves a través de créditos suplementarios”, señaló el Bank of America Merrill Lynch.  Dicha entidad financiera proyecta que el crecimiento para el segundo trimestre será de 7,1%. ¿Lo logrará?