POR RICARDO UCEDA
la guerra del azúcar

Al fin de año pasado se frustró la convocatoria para subastar las acciones del Estado en Cayaltí, la azucarera gestionada por Cofide desde el 2003. Fue una decisión judicial, tras haber denunciado dos dirigentes sindicales que el perito que valorizaba la empresa era un “topo” del grupo Gloria, uno de los potenciales compradores. Dijo el juez que hasta que no se esclareciera el asunto no habría ninguna operación. Mientras tanto, arreciaba la discusión sobre si debía continuar o no la protección patrimonial a Cayaltí, Pomalca y Tumán, estas dos últimas administradas por el grupo Oviedo en Lambayeque. Establecida en el 2003 para impedir que los acreedores embargaran sus bienes mientras se reflotaban, esta protección cambió de rostro después de siete años: ahora parecía un mecanismo para favorecer a los Oviedo. De todos modos, el Congreso la extendió un período más, pero Alan García observó la ley, cambiando todo el escenario.

Desde que en 1996 se dio una ley para hacer viable la conversión en sociedades anónimas de las arruinadas ex cooperativas azucareras, ningún gran inversionista logró asentarse en Lambayeque. En otros lugares, en cambio, el proceso comenzó casi de inmediato. Al norte de Lima, ese mismo año Jaime Mur y Genaro Delgado Parker asumieron Paramonga —Luis Castañeda Lossio fue su presidente del Directorio— para venderla después al grupo Wong. También al comienzo el grupo Picasso Candamo compró San Jacinto, en Áncash, más tarde transferida al grupo Gloria. En La Libertad, Cartavio se transformó en una sociedad anónima, Azucagro, y la colombiana Manuelita compró Laredo. Hacia 1999, todas las ex cooperativas del departamento, menos Casagrande, donde hervía un problema interno, habían sido vendidas. Al final, el grupo Gloria se hizo de Cartavio y Casagrande, convirtiéndose en el principal productor de caña. Uno de los puntos álgidos de la polémica es que el consorcio Coazúcar, que agrupa a estas empresas de los Rodríguez Banda, tendría una actuación monopólica, y querría Pomalca, Tumán o Cayaltí. Pero si creemos en sus anuncios oficiales, Gloria no participará en subastas en Chiclayo, donde las cosas funcionaron de manera distinta, como si se tratara de otra gente, de empresas de otro tipo y de otro país. Allí solo fue comprada San Juan en 1997, a raíz de que el grupo Huancaruna aprovechó una Oferta Pública de Adquisición. Así pues, ¿por qué las azucareras de La Libertad recibieron inversión privada y a la larga prosperaron, y las de Lambayeque no?

paralizada fábrica de cayaltí. foto: difusión

Una explicación es que siempre la industria azucarera de La Libertad fue más formal que la de Lambayeque. Incluso en el ruinoso período posterior a la Reforma Agraria. Otra, que la base social de las azucareras trujillanas, de influencia aprista, es más disciplinada que la de sus vecinas. En todo caso, en Chiclayo echaron raíces con mayor fuerza las mafias laborales, la fabricación de deudas ficticias, la demagogia, la ineptitud. Quince años después del cambio de legislación, solo una de las empresas, Pucalá, llegó a ser adquirida por inversionistas en 1999. Fue Cromwell Assets, una offshore panameña representada por Jaime Mur. Tras acumular broncas y deudas —hasta ahora no las paga—, Mur tiró la toalla en el 2004, y Pucalá pasó a manos del Consorcio Líder Azucarero del Norte, CLAN, en calidad de administrador judicial. Aunque el CLAN reflotó la empresa inyectándole capital de trabajo, no eliminó las deudas y la violencia continuó, porque los socios se pelearon. Pucalá es sangrienta: ya han muerto 21 personas durante refriegas internas desde 1996. No hace mucho, uno de los líderes del CLAN, Olivio Huancaruna, fue el principal sospechoso del asesinato del ex gerente de la empresa, Fernando Arbulú.

Huancaruna, precisamente, tenía acciones en Pomalca, que a su vez había comprado a Martín Aguayo, un conocido acopiador de participaciones laborales en Lambayeque y La Libertad. Pomalca resultó inmanejable para Huancaruna y por eso le ofreció su parte al experimentado comerciante de azúcar Edwin Oviedo. Este compró, y ha trascendido el comentario que hizo después Huancaruna a su amigo Antonio Nicodemo:

—Ya lo jodí al Cholo.

Es que meterse a una azucarera de Chiclayo parecía una insensatez. Aparte de las deudas cuantiosas, el clima social era inhóspito, y la protección patrimonial, si bien impedía la ejecución de embargos judiciales, no garantizaba el éxito por sí sola. Sin embargo, además de Pomalca el grupo Oviedo también se hizo de un porcentaje de acciones de Tumán —donde los trabajadores tienen la mayoría—, y ahora administra ambas, que hacen el 19% de la caña nacional. En apariencia, la operación de las empresas es satisfactoria, pero sus deudas aumentaron. Los Oviedo lograron que la protección estatal se prolongara hasta el 2010, para lo cual tuvieron que movilizar cada fin de año al Parlamento y al Poder Ejecutivo, con la compañía de buena parte de la prensa.

Aunque ya se apagó la buena estrella de los hermanos con el gobierno, la polarización continúa, tanto en los corrillos políticos como en la prensa. La cuestión se plantea así: ¿son los héroes que salvarán a las ex cooperativas o los mayores sinvergüenzas del norte?

la buena estrella de los oviedo


La familia Oviedo comenzó con una bodega en el Cusco, luego incursionó en el negocio de abarrotes y en 1990 estableció un almacén en La Parada. Para entonces funcionaban asociados cinco hermanos, distribuyendo azúcar, arroz y otros alimentos a escala nacional. La hermana mayor, Áurea, decidió comprar las acciones de Huancaruna en Pomalca en el 2002. Pero recién pudieron tomar la administración en el 2004, un año después de que se aprobara el régimen de protección patrimonial. Antes, Edwin Oviedo debió resolver un problema con Huancaruna: le había pagado por las acciones sin recabar los títulos, algo peligroso para una operación de 70 millones de soles. El vendedor se demoró demasiado en formalizarla, y Oviedo hubo de recurrir a la familia de Huancaruna, que contribuyó al reconocimiento de la transferencia.

Desde entonces, en los últimos cinco años ha habido una tensa relación entre ambos grupos, que tuvo su máxima expresión cuando el jefe departamental de la policía criminal, Franco Durand, visitó las oficinas de los Oviedo en el Garza Hotel, en Chiclayo, y pidió hablar con el gerente general, Víctor Becerril. Cuando Becerril apareció, el policía le dijo que su vida corría peligro:

—Hay un testigo que asegura que Olivio Huancaruna pagó a alguien para asesinarlo.

“El testigo era un delincuente que confesó haber sido contratado para tal propósito luego de su detención”, recordó para esta nota Durand, quien ahora está en el retiro. Había videos de seguimientos y una confesión completa. Aunque el hecho fue denunciado, las investigaciones posteriores —como en el asesinato de Fernando Arbulú— no pudieron amparar una acusación en regla. En otra ocasión, la periodista Ana María Yesquén, novia de Edwin Oviedo, fue golpeada por extraños, y quedó convencida de que la orden provino del hombre fuerte del CLAN. Todo lo cual, a falta de pruebas, solo revela el temor que despierta Huancaruna, pero algo más: el clima de violencia en el que se desarrolla la actividad azucarera en Chiclayo.

Cuando finalmente Edwin Oviedo tuvo los títulos de Pomalca en la mano, los hizo valer en una Junta de Accionistas, al comienzo con una dura oposición. Desde entonces controla Pomalca, donde tiene a favor todos los votos del directorio: tres propios, uno de los trabajadores, más tres que representan el 32,8% del Estado, designados por Fonafe. Esta “alianza” acabará cuando Fonafe, de acuerdo con la nueva línea gubernamental, designe otros directores. En Tumán, donde el Estado tiene 7,21%, Fonafe nunca designó representante. Los Oviedo controlan la empresa gracias a una medida cautelar que solicitaron al haber asumido una deuda de 2 millones de soles que Tumán tenía con una empresa de transportes.

ewin oviedo obtuvo el control de pomalca en el 2005. foto: andina

Los hermanos recién tuvieron el control en Pomalca en el 2005. Antes hubo ocho meses de incertidumbre: huelgas, vandalismo, indisciplina, violencia. Ese primer año la empresa apenas facturó 31 millones de soles, produciendo 36.200 toneladas métricas de azúcar. En el 2010, en cambio, vendió 188 millones de soles, produjo 95.987 toneladas métricas y sembró el doble de hectáreas de caña. Los detractores del grupo Oviedo no pueden negar el aumento de la producción y del rendimiento de las tierras, así como el hábil manejo de las relaciones laborales. Víctor Becerril dijo para esta nota que Pomalca cerraría el ejercicio 2010 con 15 millones de soles de utilidades y Tumán, con alrededor de 12 millones de soles. Y ambas con una liquidez de entre 35 y 40 millones de soles.

—Tenemos 70 millones de soles de dinero fresco para comprar las acciones del Estado —añadió con cierta euforia—. Y podemos abrir una cuenta mancomunada con Pro Inversión para financiar el plan de desarrollo. Invertiríamos los 34 millones de dólares que, de acuerdo con Ernst & Young, Pomalca necesita para competir con las grandes azucareras de Brasil o Colombia.

Parece muy bonito, pero la principal crítica a la administración de los Oviedo es que aprovechó la protección patrimonial para llenarse los bolsillos, sin pagar las deudas con el Estado y los trabajadores ni invertir en el desarrollo de la empresa. Aunque a la fecha Pomalca y Tumán están al día con los sueldos y cotizan parcialmente a la Sunat, Essalud y la ONP, hay serias dudas sobre el monto total de las acreencias, así como sobre el incremento de estas durante su período. En los últimos años han tenido que reconocer deudas significativas y no se sabe cuántas podrían estar en el limbo aún.

De acuerdo con los balances generales auditados de Pomalca, el pasivo, de 360,9 millones de soles en el 2005, subió a 514 millones de soles en el 2009. La mayor parte de este pasivo corresponde a deudas con los trabajadores y el Estado. Los ingresos, si bien crecieron, como se observa en las cifras de estas páginas, no lo hicieron hasta el punto de permitirles reducir con ellos su cuantiosa deuda, que fue creciendo cada año. Otra conclusión: si los acreedores se cobraran a una vez, mediante embargos, matarían a la empresa. El 61% de ella les pertenece, y los activos realizables de corto plazo no cubren las deudas corrientes .

En el 2009, la consultora Noles & Monteblanco Asociados estableció que, no obstante las inversiones por más de 18 millones de soles que Pomalca declaraba haber hecho para elevar el rendimiento de las tierras, aún no era posible hacer un diagnóstico confiable de sus activos. En Tumán, los Oviedo han pedido al Poder Judicial un reconocimiento de 29 millones de soles de deuda, que aún no se concede. Según una estimación independiente para esta nota, de un experto en la industria azucarera que pidió no ser identificado, en Pomalca y Tumán los Oviedo deben de haber invertido unos 25 millones de soles por una vez, para mejorar las fábricas y sembrar entre las dos unas 5.000 hectáreas adicionales. Sin embargo, en los balances de Pomalca no aparecen nuevas inversiones en los últimos cinco años. Tampoco se conoce lo que el negocio realmente está rindiendo. En el texto que observó la ley que extendía la protección a las azucareras, Alan García dijo que su continuidad “perennizará el dominio de grupos con escasa participación en el capital social, mínima inversión y posición privilegiada para la comercialización del producto a través de empresas que son también de su propiedad”. Esta era una clara alusión a los administradores de Pomalca.

El grupo Oviedo, en efecto, se vende a sí mismo el azúcar de Pomalca y Tumán.

negocio redondo


En la página web de Supermercados Mega, una empresa del grupo Oviedo, se ofrece la bolsa de azúcar de Pomalca a 126,9 soles. El azúcar ha subido mucho en los últimos meses, aumentando los ingresos de las empresas del rubro. En el caso de Pomalca y Tumán, estos mayores ingresos benefician más a las empresas que les compran en fábrica, que son de los mismos Oviedo. Dos comercializadoras vinculadas al grupo son Shema S.A.C., manejada por Elvis Oviedo, y D’Líbano, cuyo gerente es Freddy Huamán. Uno de los teléfonos de D’Líbano en Santa Anita, Lima, es el mismo que el de Shema S.A.C. Aunque, como ya señaló Edwin Oviedo (PODER Enterprise N° 5, 2009), esta es una práctica común en la industria, no es un dato menor que haya márgenes de utilidad altos en empresas protegidas por el Estado cuyas deudas crecen. Según un estudio del Indecopi para el 2006 y el 2007, Pomalca vendió 90% de su producción a empresas del mismo grupo. Según el congresista Víctor Andrés García Belaunde, esta concentración de las ventas en beneficio del grupo Oviedo se mantiene hasta hoy. Pro Inversión cree actualmente que el azúcar de Tumán y Pomalca se vende a las comercializadoras de los Oviedo a 80% del precio del mercado.

supermercados mega, empresa del grupo oviedo. foto: difusión

—En las otras azucareras, los mayores ingresos por la venta del producto van a la empresa misma. Aquí no son para pagar al Estado ni para rebajar la deuda laboral, sino para los Oviedo —dice Alejandro Zevallos, dirigente de los trabajadores de Tumán.

Zevallos afirma que las comercializadoras de Oviedo compran cada bolsa de azúcar a 20 soles menos que el precio del mercado. Si esto fuera cierto, considerando que entre Pomalca y Tumán se producen 375.000 bolsas mensuales, la diferencia entre el precio de fábrica y el de venta al público es de unos 90 millones de soles al año. Según un estimado conservador de PODER Enterprise sobre hallazgos de un estudio del Indecopi para el año 2007, cuando los precios del azúcar eran mucho menores, el desvío de Pomalca a sus comercializadoras podría haber sido de unos 10 millones de soles anuales. El gerente de la empresa, Víctor Becerril, tiene una versión distinta

—Son estimaciones erradas, que calculan mal el costo del flete hacia Lima. Podemos mostrar facturas al comercializador y al público. La diferencia no es relevante.

De momento no es posible demostrar esta sobreganancia. Es una sospecha de carácter delictivo —dolo de un accionista minoritario en perjuicio de sus socios, el Estado y los trabajadores— y requiere ser investigado. En el directorio actual, con una representación de Fonafe completamente funcional a los Oviedo, eso no es posible. Durante los dos últimos años, Pro Inversión no ha podido valorizar las acciones de Pomalca y Tumán para vender la representación del Estado, para lo cual tendría que haber esclarecido este punto. El año pasado, durante la primera visita de la consultora que comenzó a hacerlo, un contador de Pomalca negó la documentación sobre las ventas a intermediarios.

—Esa información no la damos ni de a vainas —le dijo, de acuerdo con un testigo presencial—. Pomalca exigía una serie de condiciones para el due diligence, que al final no tuvieron que ser satisfechas porque, como se verá, todo el proceso se vino abajo.

De todos modos, el examen de los balances de Pomalca sugiere que una supuesta sobreganancia no es la causante de las pérdidas. Entre el 2008 y el 2009, el total del pasivo de Pomalca subió en 59,36 millones de soles. Si en el 2009 los Oviedo pagaban deudas con 50 millones de sus hipotéticas utilidades en las comercializadoras, no hubieran evitado que las “arrugas” crecieran respecto del año anterior.

Un ejercicio interesante es comparar las cifras de pérdidas y ganancias de Pomalca con las de Laredo, administrada por la colombiana Manuelita. Las proporciones empresariales y el movimiento son equiparables. Es posible ver, en el cuadro, que el área administrativa y de ventas de Pomalca gasta casi el doble, lo que podría indicar ineficiencia. Por otra parte, un consultor al que le fueron mostradas las ganancias y pérdidas de los últimos años, opinó:

—Pomalca tuvo un margen bruto negativo importante, que presentan las empresas destinadas a la quiebra. Al parecer se debía a ineficiencias productivas del período anterior, pues en los dos últimos años obtuvo resultados positivos. Cada vez ha logrado mejores condiciones de servicio de la deuda, pero recién lo obtuvo en el 2009. Antes no podía afrontar nada. Es evidente la tendencia a la baja en las pérdidas.

Por otro lado, de acuerdo con observaciones de Noles & Monteblanco a los estados financieros del 2009 de Pomalca, el “pago de impuestos” indicado en realidad es lo que la Sunat tomó de la cuenta de detracciones. O sea, le cobró a la mala. La existencia de “otros egresos”, que en realidad corresponden a sanciones administrativas y fiscales emitidas en contra de la empresa, es un carga constante que la empresa debería evitar. Al menos en el 2009, le hubiera significado obtener las primeras utilidades reales desde que la empresa está en manos de los Oviedo. La pregunta, entonces, es si lo pudo hacer mejor.

agroindustrial tumán, controlada por el grupo oviedo. foto: andina

Recién a partir del 2009 el cronograma de pago de deudas de las empresas beneficiadas por la ley de protección patrimonial pudo ser fiscalizado de algún modo. Desde ese año se presentan al Indecopi, que puede verificar el cumplimiento, pero hasta entonces el cronograma era presentado al Ministerio de Agricultura (Minag), que lo recibía y se olvidaba de ellos. El 24 de noviembre de 2008, la directora general de Asesoría Jurídica del Minag, Carmen Beltrán, respondió eso mismo a una solicitud de información presentada por el abogado Augusto Tambini del Valle, interesado en una copia del programa de reflotamiento empresarial de Cayaltí. Beltrán sostuvo que las azucareras solo tenían que presentar al Minag su plan de inversiones y cronograma de pagos, para que sean guardados, y nada más. Al Minag, dice el sincerísimo oficio 1505 de la jurista, “no se otorgó la facultad de evaluar, calificar o aprobar esos documentos, tampoco supervisar su cumplimiento”.

Una vez que las azucareras protegidas se vieron obligadas a presentar un cronograma de pagos al Indecopi, saltó a la vista la flexibilidad de los plazos. Solo Pomalca tiene más de 6.000 acreedores trabajadores, a quienes se les programa pagos hasta el 2022. La Sunat y Essalud recién cobrarían el 2031 y 2032, lo mismo que las AFP y los centenares de acreedores comerciales. Estos cronogramas serán vinculantes si el pleno del Congreso acuerda prorrogar la protección.

gloria al acecho


La justificación de la renuencia del grupo Oviedo a entregar información a Pro Inversión fue que detrás de esta agencia estatal estaba el grupo Gloria preparando su llegada a Chiclayo. Semejante idea no era nueva. También los Huancaruna, en el 2007, dijeron que los Rodríguez Banda orquestaban las maniobras en contra de su administración judicial en Pucalá. Por último, observadores sin intereses en la industria han expresado preocupación de que el grupo Gloria termine controlando casi completamente el mercado. Tan fuerte es la sospecha que el propio decreto presidencial que observó la ley de protección patrimonial, saliéndole al paso, dijo que el Estado debe impedir que la venta de sus acciones termine beneficiando a grupos que ya tienen una posición dominante en el mercado.

Gloria ha negado que vaya a comprar acciones en alguna de las azucareras que estuvieron bajo protección. Nunca se sabe, esto puede cambiar, de modo que habrá que ver cómo evitan Indecopi y Pro Inversión el monopolio. Sin embargo, Pro Inversión hizo mucho por alimentar las sospechas y retrasar la venta. En el verano del 2009, la operación de venta de acciones del Estado en las azucareras del norte fue suspendida porque Pro Inversión la anunció saltándose formalidades. Un aviso que no debió salir apareció en los medios. Fue un error, que pagó con su cabeza el jefe de proyectos agrícolas de la agencia estatal, Jaime Shimabukuru, y que hizo detener el proceso para que no hubiera suspicacias. Pero siempre hay suspicacias. La imagen de que Pro Inversión quería vender las acciones del Estado “cuanto antes” y “como sea” empezó a ser dibujada.

Un año después se produjo un segundo tropezón.

Pro Inversión otorgó a la consultora Enfoca la buena pro para valorizar las acciones estatales que serían vendidas. Artemio Mondragón, dirigente de los trabajadores de Pomalca, denunció poco después que el grupo Gloria era cliente de Enfoca, y que su misión era facilitar la presencia de los Rodríguez Banda en la azucarera. En efecto, Cartavio la contrataba, y antes la consultora había valorizado las acciones de esta empresa y de San Jacinto, ambas luego compradas por Gloria. Confirmados los hechos, Pro Inversión decidió anular el segundo proceso.

El tercer intento tampoco sería el definitivo. Pro Inversión convocó a un segundo concurso, esta vez invitando nuevamente a Enfoca y a otra consultora que —lo comprobaron previamente— no trabajaba para el grupo Gloria: Deloitte & Touche. Ganó Deloitte & Touche. ¿Y a quién creen que presentó D&T como perito principal? A Juan Calisaya, a la sazón asesor de la gerencia general de Casagrande, la principal azucarera del grupo Gloria. Esta circunstancia hizo que un juez invalidara la subasta de las acciones de Cayaltí que se iba a realizar el 30 de diciembre último. 

juan calisaya, el supuesto 'topo' del grupo gloria.

Es posible que haya un cuarto descubrimiento todavía: el de un “topo” del grupo Oviedo en las entrañas de Pro Inversión, guiándolos para que hagan tan bien las cosas. En realidad Calisaya expuso desde el comienzo su verdadera situación. Es un reconocido experto de la industria, donde ha trabajado 41 años en todos los ingenios principales: Pucalá, Paramonga, Chucarapi, San Jacinto, Casagrande, Cartavio. En 1996 sustentó en el Consejo de Ministros el proyecto para transformar las cooperativas azucareras en sociedades anónimas, y luego, desde el Ministerio de Agricultura, administró el proceso de conversión. El año pasado, cuando trabajaba en Cartavio, lo buscaron los ejecutivos de Deloitte & Touche para proponerle que los ayudara a valorizar las azucareras de Chiclayo.

—Encantado —les dijo—. Pero yo trabajo para Cartavio.

Le preguntaron si era accionista en alguna de las empresas. Les contestó que no. Le preguntaron qué hacía. Les explicó que dirigía la construcción de una represa, Garrapón, en el Valle de Chicama y un proyecto de bombeo denominado Los Papas.

—Puse eso en mi hoja de vida para Pro Inversión —aseguró Calisaya para esta nota. El jefe del ente estatal, Jorge León, dijo ante una comisión del Congreso que desconocía estos antecedentes.

el amigo alan

“La diferencia entre lo que ocurrió en La Libertad y Lambayeque es que allá fueron inversionistas los que tomaron las azucareras, y acá, comerciantes “, dice Juan José Salazar, figura aprista de Chiclayo, ex ministro de Agricultura y en algún momento asesor del grupo Huancaruna. La idea detrás de la expresión es que los primeros arriesgan poniendo mucho dinero que rendirá a largo plazo y los comerciantes buscan “hacer caja”. Los Oviedo rechazaron en el 2007 una oferta de Alan García para comprar la empresa. En su primer año del segundo mandato, el presidente había llegado a Chiclayo con sus ministros para celebrar una sesión de gabinete que resolviera algunos asuntos regionales de fondo. Buscó consejo entre sus asesores. Quería hacer un anuncio importante, y alguien le propuso favorecer que inversionistas nacionales como el grupo Oviedo compraran alguna de las azucareras.

En un discurso el 14 de abril, García planteó abiertamente el problema de los complejos azucareros. Dijo que era lo primero por resolver y anunció “un plan de ejecución forzosa”. Después, en privado, quiso saber si Edwin Oviedo estaba decidido a invertir. Un emisario le hizo llegar la propuesta.

—No es el momento —contestó Oviedo.

Por eso, en su discurso final luego de haber pasado cinco días en Chiclayo, García habló de todo menos de una solución para las azucareras. Era el segundo año de Oviedo al frente de Pomalca. Acababa de hacer su mayor esfuerzo para reflotar la empresa y quizá estaba sin los suficientes fondos. O tal vez nunca estuvo en sus planes comprarla. Una parte del gobierno se quedó con la impresión de que el empresario cusqueño no tenía vocación de inversionista.

En el 2009, Edwin Oviedo gestionó y obtuvo una reunión con Alan García para que continuara la protección patrimonial. La entrevista fue determinante en la extensión que finalmente se produjo, pero un año después el presidente ya estaba en la posición contraria. Desde entonces la situación es incierta para los administradores de Tumán y Pomalca. Aunque la Comisión Agraria aprobó insistir con la ley el 19 de enero, no es seguro que el pleno del Congreso lo haga, para lo cual requiere mayoría calificada. Essalud y la Sunat se lanzaron judicialmente sobre las cuentas, bienes y acciones de las empresas, para cobrarse las deudas impagas.

el 'gasto social' que hizo edwin oviedo en el juan aurich le ha rendido dividendos en chiclayo. foto: andina

La influencia de los Oviedo en la base social y política de Lambayeque es muy amplia. El “gasto social” que hicieron para reflotar y mantener competitivo al club Juan Aurich se orienta a reforzar esos vínculos. En los trabajadores el temor a los embargos y al desempleo refuerza la posición de los Oviedo ante medidas coactivas, y los candidatos presidenciales adoptarán una posición conciliadora. La alianza en los hechos que preparó la ley de protección observada en el Congreso —parlamentarios de casi todas las bancadas— aún se mantiene. En fin, ningún político que llegue a Chiclayo en campaña querrá tomarse una foto con Pro Inversión. Con este respaldo, los hermanos azucareros enfrentarán los embargos judiciales y otras tentativas de sacarlos de la administración.

El 14 de enero los cobradores de Essalud y la Sunat no pudieron entrar a las oficinas de Pomalca, protegidas por trabajadores. Si el propósito del gobierno era precipitar de inmediato un enfrentamiento de fuerzas en la calle, con policías de un lado y trabajadores oviedistas del otro, ese mismo día desistió. Ahora recurrirá al Indecopi para que una Junta de Acreedores, en la que el Estado sería mayoría, tome el control de la empresa. Refiriéndose a esta posibilidad, el gerente general de Pomalca, Víctor Becerril, dijo para esta nota:

—No van a poder hacer nada a la mala. Observen el caso de Pucalá. Pasó a Indecopi, y ni siquiera, en cinco años, se ha podido formar una junta de acreedores. Y no paga un centavo de sus deudas.

Becerril parece saber de lo que habla. En teoría, la verdad sea dicha, incluso si Pomalca termina en Indecopi, los Oviedo podrían ingeniárselas para ser los principales acreedores y tomar el control de la junta. Un miembro del Ejecutivo dijo:

—Embargar las empresas ahora mismo es una estupidez. Por eso la Sunat dio marcha atrás al minuto. Vender antes del cambio de gobierno, imposible: antes hay que valorizar, y eso está entrampado judicialmente. Ir al Indecopi, tal vez, pero para una pelea larga. Ese jamón tiene que cortarlo el próximo gobierno.


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El ingenio de Oviedo (Parte I)